Roque De Pablo en la cornisa…
(Dialogue beyond the rain…, with a wanderer folk singer)
Reportaje realizado por miembros de INTERED (Red de noticias alterativas)
Roque De Pablo, también conocido por zeta o “Z”, nos espera en su casa, llueve levemente sobre el empedrado, un portón azul grisáceo se abre, una perra ladra parándose sobre la baranda que divide el jardín del garaje, pero sin mostrar los dientes, es una labradora color te con leche de ojos vivaces, otra más pequeña nos salta jugueteando. Ahí está Roque que nos recibe riendo, invitándonos a entrar; lleva una remera vieja con una inscripción descolorida que dice “me gustan los gatos porque saben a pollo” (en inglés), unos pantalones negros y unas sandalias a las que él llama “abarcas”, como las que usan los afganos.
Ya cómodamente sentados en unos sillones en la sala podemos ver objetos curiosos, cuadros, mantas andinas mezcladas con telas hindúes, alfombras de quién sabe dónde, todo es un ambiente sumamente exótico, estéticamente sincrético, pero muy hermoso, muy raro. Roque nos cuenta sobre las máscaras colgadas en una pared, entre una hamaca indígena y pinturas, más allá pequeñas esculturas – intuimos – de medio oriente, luego explica brevemente la significación y procedencia de algunos objetos y toma una especie de té al que llama mate.
Nosotros, café…
Afuera ha parado de llover y los pájaros sobrevuelan el jardín, que es como un bosque de plantas y flores, donde sobresale el perfume de los jazmines, los rincones, las fuentes y las esculturas de las fuentes, nos sorprenden en una de ellas el dios Odín, en otra una iguana rodeada de plantas que crecen entre las piedras, un pequeño paraíso en la ciudad. Al notar nuestra sorpresa y curiosidad nos invita a un tour por toda la casa, incluyendo su estudio y la biblioteca que es otro estudio, miles de libros mezclados con computadoras, títulos alucinantes, solamente soñados por quienes aman el refinamiento intelectual, o por alquimistas alucinados.
Sin embargo, y a pesar de que a esta altura estábamos definitivamente apabullados sin saber ya qué preguntar, él seguía tomando su mate, tratando de convencernos sobre sus propiedades, como por ej., que los mejores faxes al papa era tomando mate, luego entendimos el trasfondo escatológico del comentario, pero no era la idea extender el tour al baño.
Terminado el recorrido, nosotros seguimos con el café y él con su termo y su mate.
Te quedaste en Paraguay
Sí, creo que ya me instalé…, pero uno nunca sabe…
Pero hace años que estas aquí…
Sí, es verdad, años… ¿tantos hace ya?, se ríe a carcajadas… En serio, me gusta este lugar. Bueno, yo nací acá hace algunos años y las vueltas de la vida me trajeron exactamente al mismo lugar, alguien diría, tanto nadar para morir en la orilla…, pero la verdad es que aquí huele bien y la comida es rica, qué se yo…, es una modorra…
No, en serio, también trabajo, tenemos una fundación acá con gente amiga, que requiere un esfuerzo considerable, imagínate, yo soy el presidente de la fundación, yo que me he pasado defenestrando a cuanto presidente se me cruzara en el camino, termino de presidente, la vida es una paradoja.
¿Tu vida ha sido una paradoja?
Definitivamente, yo solo quería ser camionero, uno de esos tipos que andan en esos camiones gigantes como los de las pelis, parar en los pueblos, tener amigos en todos lados, y por ahí cantar en algún bar de borrachos, nada más que eso quería.
¿Nunca probaste?
Viajé en camiones pero haciendo dedo, también me di cuenta que la vida del camionero es un embole, caminos largos y aburridos, cansancio en abundancia y mala paga, así que nada, lo del camión quedó allí guardado para otras vidas…
Entonces, trovador…
Sí, pero en ocasiones hubo acercamientos interesantes, una vez iba haciendo dedo, subí a un camión y el tipo me pidió que cantara, así que cante, fue un recital para el chofer, luego, llegamos a una parada y el tipo me presenta, me senté sobre una mesa y seguí cantando, los muchachos del lugar felices y yo tuve cena gratis, gentileza de la casa. Cosas así ocurrían todo el tiempo, en los barrios, en los pueblos, en las orillas del mundo, todo era así, la gente no te puede pagar, y entonces te invita a comer y a dormir en sus casas, era hermoso todo aquello, nunca me gustaron mucho los grandes escenarios, sentía que mi lugar estaba cerquita del fogón, la gente bien juntita para que no se pierda el calor, siempre amé el refinamiento de la subcultura, que estaba lejos de la atrofia del marketing que inventa las tendencias. Muchos de mis amigos se deslumbraban con los grandes escenarios, me invitaban, algunas veces fui (más de las que quería), luego venían los lloriqueos por las presiones que sufrían, el mundo de los shows es un mundo de inescrupulosos, donde manda el dinero negro, la superexplotación del artista, es un mundo donde a mil le pegan y uno la pega, eso no era para mí, igual tuve una etapa muy loca, pero yo me crie en un barrio cruel y superpoblado, donde la realidad se imponía y realmente fue un buen ámbito educativo para no perder nunca la línea.
Siempre fuiste un outsider…
Yo nací en la cornisa (outside), imagínate que al poco tiempo de nacer me enfermé y le dijeron a mi madre que me lleve a la casa así podía morir tranquilo, (fuck you), nada, me negué a morir, sobreviví, y en el transcurso de mi vida siempre fui un sobreviviente, un outsider, las situaciones límites y caminar afuera de las fronteras, me mantuvo siempre atento y seguí sobreviviendo hasta hoy.
Contanos cómo era tu barrio.
Mira, yo tengo grandes recuerdos de mi barrio, mi barrio era el peor de todos los barrios, era un lugar común en las crónicas policiales, donde se confundía el despojo y la pertenencia. Al sur de la provincia de Buenos Aires, barrio de inmigrantes paraguayos, bolivianos, chilenos, peruanos, gente del interior del país, tucumanos, salteños, correntinos, chaqueños, jujeños, santiagueños, etc., una mezcla explosiva para un domingo de futbol rociado de vino y con cuchillos afilados, la sangre regaba todos los fines de semana la cancha del barrio, apaleados, apuñalados, baleados, víctimas y victimarios hacían las delicias de la policía brava. Allí el hambre te mantenía despierto, aprendías a robar y a correr, a conocer los laberintos del dolor y la incondicionalidad de la amistad, allí se aprendía a pelear y que lo peor que podía ser un hombre es ser buchón (informante, traidor), allí aprendías a apretar los dientes y a cerrar el puño, a ir al frente aunque estés cagado en las patas. Así era el barrio, nosotros éramos el barrio. Yo me fui apenas entrando a la adolescencia, empecé a deambular por otras calles, pero con los mismos códigos (la calle es dura), empecé a leer, millones de letras, cientos de libros, me tiré para la izquierda, después la izquierda desapareció con los desaparecidos, la mejor generación latinoamericana devorada por la rapiña del plan cóndor, alguien me puso una guitarra en la mano y alguien más me dijo que dijo un viejo llamado Zelaya, que la poesía era un arma cargada de futuro y de ahí ya no pare.
Tiempos duros…
Sí, pero también de un aprendizaje único que te marca para toda la vida, después de ahí nadie se banca la careta, sos de verdad y aprendes a exigir a otros ser de verdad, sino lo mandas a la concha de su madre, códigos precisos, claros y concretos, rompes los códigos y fuiste man.
¿Cómo conviven la dureza y la ternura?, porque tus canciones son duras, pero también tienen mucha ternura…
Bueno…, cómo decirlo, aún en ese mundo sórdido, en esos reinos alucinados de dolor y sufrimiento, la ternura persiste y se instala en los corazones, cuando vas a visitar a un amigo preso, cuando lloras en silencio en un velorio el cierre definitivo del futuro de alguien de tu barrio, allí el amor, la compasión, la ternura mezclada con la rabia, es un coctel que raspa tu esencia, dejémonos de joder, en los pibes chorros, los maras, o en cualquier pandilla, el sentido de pertenencia, la lealtad, y el jugarse por el otro, son códigos que encierran mucho amor al prójimo, mucha ternura, esas vidas están trazadas por vías paralelas de violencia y ternura.
Acá mismo yo voy a tocar a una cárcel de mujeres o varones, a un correccional de menores, y soy uno más, yo vengo de ahí, no soy el pelotudo artistón que va a llevar su musiquita a las pobres ovejas descarriadas, yo voy a cantar para mis amigos, ellos también son de mi barrio, las villas, las favelas, y las cárceles son mi barrio, ahí te das cuenta que tu barrio es tu patria y tu cultura, somos un continente de excluidos y autoexcluidos, no nos comimos un solo gramo de la mierda que el sistema nos quiso dar en cucharita desde la cuna, así que sé lo que sienten, sé que esa mano que se extiende es de verdad, esa sonrisa, ese gesto, son de verdad, allí no hay careta, allí, si no sos de verdad estas muerto, allí hay códigos, acá afuera todos caretean, y el bla-bla-bla, es un cacareo de gente sin cultura de lealtad, sin códigos, nadie se la juega por nadie, mira a los politiquillos, a los profesionales, a los actores sociales, son eso actores que actúan un libreto suministrado por el sistema que los tiene acotados, sumergidos, anestesiados, amordazados. Hay más dignidad en un tipo que se las juega aunque pierda, que en estas cacatúas complacientes acostumbrados a apuñalar por la espalda y siguiendo la línea, se hacen cuidar las espaldas porque no se la bancan, para mí son unos maricones, y no estoy siendo machista ni homofóbico, conozco muchos homosexuales amigos que se la bancan, son putos pero no son maricones, entendámonos. La ley de la calle es la única ley verdadera, allí no hay fiscales ni jueces, allí no están los abogaditos cuida culos, ni los culatas, allí sos vos que te mandaste una cagada y los perros te lo van a cobrar, allí tenes que pagar y el precio puede ser tu cuero hijito…
Una vez, en un barrio marginado acá, al borde del arroyo Mburicao, estaba hablando un ministrito de estos que recién empiezan, subió un tipo al escenario totalmente en pedo y le dijo, mira muchacho, no me cagues ni cagues a mi gente, mira que confiamos en vos, nosotros estamos acá abajo, nos inundamos y la pasamos mal, no nos cagues porque vos estas allá arriba y cuando caigas vamos a estar esperándote, el ministrito lo abrazó para neutralizarlo y para aprovechar la situación de sensibilidad y cuando estaban abrazados, el tipo le preguntó en el oído, ¿sabes nadar?, el ministrito le dijo que no, y el tipo le dijo, entonces no nos cagues porque este arroyo podrido tiene varios metros de profundidad. Dicho esto, se bajó riendo del escenario y se perdió entre el caserío; por supuesto, el joven ministro nunca más apareció por ahí, él cree que zafó, él cree que porque no fue más por ahí la gente se olvidó, él cree que porque el tipo estaba borracho ya no se acuerda, estoy seguro que ese tipo tarde o temprano cumplirá su promesa si él no puede, lo harán otros…, no hay reaseguros…
¿Y vos crees en esa ley?
Mira, con el tiempo yo aprendí a perdonar…, lo que no aprendí nunca es a olvidar… Yo soy como un perro callejero, si me diste una patada no lo voy a olvidar, y si alguna vez me tiraste un hueso, menos aún… Bueno, lo del barrio era más o menos así, sigue siendo así, y las vivencias con el tiempo se convirtieron en experiencias. Alguna vez volví después de muchos años, muchos de mis amigos habían muerto, alcohol, drogas, enfrentamientos con la policía, en las cárceles, en accidentes o ajustes de cuentas, pocos quedaban, pero se sabe, eso es así…
¿Cómo te ves hoy?
El hoy es un tiempo que transcurre hacia el futuro, yo cabalgo en el lomo de este caballo llamado vida, voy andando sin apuro, a veces taloneo y disfruto del galopar, allí voy con la cara al viento, hay lluvias y tormentas, pero sigo andando siempre atento, como corresponde a mi cultura barriobajera. Tampoco olvido mis raíces de hombres errantes a los que alguna vez la inquisición lanzó a estas tierras y a miles de otros sitios, no olvido los cerros que me acunaron, ni los barrios que me cobijaron, no olvido que soy un sefardí que ama Palestina, y a los pueblos que luchan por su liberación, no concibo nada por encima del ser humano, ni las leyes, el dinero, la patria, ni las banderas, no acepto nada como verdad absoluta aunque esté formalmente aceptada, hoy me veo como un anarquista universalista, o un humanista existencialista.
Nunca podes escapar de lo político-social…
Será porque somos seres socio-existenciales en dinámica, yo creo que lo terreno no se opone a lo eterno. De todos modos, encuentro interesante la cuestión político-social, porque define un momento histórico donde el ser humano va a tener que replantearse el rumbo a seguir, existe toda una decadencia del poder y cómo se estructura ese poder. Las mujeres, por ejemplo, ya se plantean cuál será su rol a futuro, creo que son las únicas que hablan de futuros y visualizan el futuro, no con una visión catastrófica, sino como una posibilidad de transformación positiva en el sentido de la evolución. Fíjate cómo la decadencia de los varoncitos va generando un vacío de respuestas a cuestiones esenciales, los hombres gobernaron por años este planeta, el planeta fue de los varoncitos, y se dedicaron a jugar a las guerras, se dedicaron a someter pueblos y a armar reinados, hordas, religiones e imperios, miles de años jugando a los soldaditos, miles de años depredando este planeta, en una guerra abierta contra la naturaleza, para sostener sus sueños, utopías, pesadillas, realismos mágicos, espejismos y espejitos, para terminar en la perdida más absoluta de la humanidad sensible. Las mujeres tienen la respuesta a todo este despelote, los varoncitos han convertido a este lugar en un infierno, las mujeres vienen a darnos un mensaje claro al borde de este abismo, “sin tetas no hay paraíso” muchachos, háganse a un lado porque están haciendo cagadas…, como siempre.
La política es toda un asco, no hay ideas ni ideales, en la política no hay futuro, definitivamente solo hay mercachifles expertos en vender ilusiones. Muchos dirán, este tipo es un desencantado, no soy un desencantado, porque en realidad nunca estuve encantado con nada, desde que me acuerdo en Latinoamérica no se han abandonado los estatutos coloniales, hubo intentos…, sí los hubo, claro que los hubo, pero fueron traicionados por los políticos. Habría que observar detenidamente a los progresistas, o a los que alguna vez intentaron serlo, cómo fueron convirtiendo sus ideologías en dogmas, allí hubo tergiversaciones interesadas que generaron abanicos de calamidades.
¿Cómo manejas tu carrera desde tu posición radical?
La verdad es que mi carrera artística, mis obras, crecieron al margen, mis libros se leen en el margen, mi música se escucha en el margen, yo trabajo para el margen, ese es mi espacio, me interesa el espacio contracultural y fui creciendo desde ahí, desde ese NO lugar invisibilizado por el sistema, allí estamos los millones que el sistema no pudo seducir con cantos de sirenas, es otro espacio, es como otro mundo dentro de este mundo, para decirlo de otro modo, estamos fuera de la matrix, pero incidimos fuertemente en ella, nuestro trabajo es de incidencia y de resistencia, también de transformación.
¿Cómo empezaste a cantar?, esa es una historia que casi nadie conoce…
Ja, ja, yo empecé a cantar, mejor dicho a ladrar, en el año 1981, como te dije, quien era mi esposa en ese momento, una mujer cultísima que tocaba el piano, escribía y también pintaba, me dijo: “porque no tocas la guitarra, ya que escribís y te interesa difundir, la mejor vía es la música...”
La cosa me entusiasmó y empecé a darle a los tonos mayores, menores, y no paraba todo el día de rascar las cuerdas, empecé tocando canciones de sui generis, seguí con alguna melodía barroca, y recalé en Bob Dylan, para mí el más grande trovador del siglo 20, después de Gudy Guthrie. Empecé a escuchar con detenimiento a Leonard Cohen, Pete Seeger, me entusiasmaba la idea de la canción testimonial, y realmente era una época difícil porque el cóndor sobrevolaba sobre Latinoamérica, eran épocas de dictadura y todas las letras iban como encriptadas, nuestro referente en Buenos Aires era León Gieco, con una onda dylaniana, también Charly García, y cantidad de gente que cantaban medio en código, era muy de complicidad la cosa en ese momento. Así que agarré la guitarrita y me armé un concierto en mi barrio, en el “club estrella del dorado” (¿lindo nombre no?). Para bancar sonido, luces y demás, empeñe una cámara fotográfica Minolta, pegué cartelitos en los postes del barrio, invité a mis vecinos y amigos músicos, gente del rocanrol que me ayudaron y me largué nomás. El día del concierto estaba muy nervioso, el lugar se llenó, había como 300 personas, ¡¡mierda!!, dije..., hasta había un fotógrafo y un periodista del diario popular, allí estaba yo, con la sala llena, mi guitarrita, 12 canciones y las patas que no paraban de temblar. La cosa salió linda, mis amigos del barrio, mis vecinos, se acercaban a saludarme y desearme más éxitos, muchos abrazos, fue muy cálido mi debut, tuve mucha contención y las canciones empezaron a circular por las calles de tierra, en las casitas de chapas y de cartón, la gente ponía mi música, canciones inocentes con ritmos folk, en los pasacasettes de camiones desvencijados que compraban hierros viejos, fue lindo eso.
Luego vinieron cientos de recitales, festivales, y recorrer los caminos más insólitos, los lugares más pintorescos, las barricadas, tomas de fabricas, villas, y asentamientos, centros culturales y teatros, grandes y minúsculos escenarios, así conocí a aquellos personajes que escuchaba en las trasnoches de las radios, o en covers de amigos en fogones, los conocí casi a todos, con muchos de ellos compartimos escenarios, charlamos, viajamos. Tengo muy clara la imagen de Charly García en la cancha de los andes, donde se hacía rock del atardecer, allí estábamos cagados de frío, con moro el baterista de Seru Giran, David Lebon, y otros diez músicos, tomándonos un gancia y fumando unos cigarros…, siempre lo recuerdo porque eso ocurría debajo del escenario, mientras Raúl Porchetto cantaba “reina madre”, una canción que cada vez que escucho no puedo evitar las lágrimas y esa vez no fue la excepción, Charly me miró, me pasó la botella y dijo: “no nos va a curar, pero nos va a calmar”.
Así fueron ocurriendo las cosas, miles de conciertos pasaron, me casé y me descasé muchas veces, muchos de mis amigos músicos ya no tocan y yo sigo acá, sólo un poco más viejo, pero como aquel día en la estrella del dorado, todavía me tiemblan las patas cuando subo a un escenario.
¿Por qué no tocas en banda?
¿Por qué será no?..., mira, armar una banda es complicado, lo económico, las personalidades, el tiempo, los ensayos, todo un lío. Andar solo es más fácil, lo que pasa es que hay lugares donde uno va solo y es muy difícil ir con una banda, así que voy solo, con mis guitarras, los equipos y mis fieles amigos que van conmigo a todos lados, Robert y Córdoba, sonidistas asistentes, músicos también, pero que me conocen bien, y si tenemos que dormir entre las piedras no hay problemas. Si alguien quiere interpretar las canciones y ponerles arreglos, orquestarlos, está bien, pero mi tiempo es muy limitado y no quiero lidiar con nadie. Así que asumí mi rol de trovador y allí voy.
¿Cómo es el negocio del arte aquí en Paraguay?
Aquí no hay negocio, aquí todo es pérdida, los artistas son tratados como el carbón del asado, se acuerdan de todo y por último alguien se acuerda del carbón, así están las cosas aquí, los ministerios de la cultura, la educación, no funcionan, y todo lo que tenga que ver con lo profundo y subjetivo del ser humano, ha sido cercenado. Los artistas son convocados en las campañas políticas para ejecutar la música de fondo de las mentiras y los negociados políticos, mientras los músicos tocan y entretienen al público, ellos negocian el futuro de la gente, así es que la cultura se construye por afuera del estado, de los ministerios y las secretarías, porque la construye la gente, los artistas, aquí los artistas son héroes de la supervivencia, producen casi siempre con el estomago vacío, con dolor de muelas, o necesidades acuciantes, en este panorama los actores, músicos, e intelectuales, trabajan a contrapelo esperando que algún día se reconozca su tarea. Este gobierno como otros, saben que el gran negocio político reside en la ignorancia de la gente, así es que veo muy lejana la posibilidad de cambio.
En mi caso, yo me hago cargo de todo, jamás le pediría nada a las instituciones del estado, el estado es una institución obsoleta, no hay que esperar nada de ella. Acá, cada libro, cada disco, cuesta un huevo, los espacios públicos son privados, si queres usar un teatro tenés que bancarte la burocracia y encima pagar, sino, anda toca en las calles y lo más probable es que termines preso por tocar en la vía pública. A mí me ha pasado, tocar en plazas y que aparezca la policía a pedirme explicaciones y sacarme del lugar, imagínate, una plaza llena de gente y vienen 10 policías más el funcionario municipal, y corta todo, esa es la cultura que se promueve desde los ministerios, secretarías y municipios, sigue la política represiva de la época de las dictaduras, como decía Jauretche “murió el zonzo viejo, pero la zonza quedo preñada”.
Yo no espero nada, me la banco solo, y resulta que todos los artistas, salvo cinco chupamedias, estamos en la misma situación, a mí no me interesa tocar para ningún hijo de puta de derecha o izquierda, no me interesa ser el bufón de ningún político ni mandamás, si me llama el presidente y no me cae bien lo que dice, lo mando a la concha de su madre, como ya lo hice una vez y públicamente, yo las cosas las digo en la cara, sigo siendo del barrio, me cago en las jerarquías.
¿Vos fuiste peronista alguna vez?
Claro, ¿cómo te diste cuenta?, yo soy peronista, negro paraguayo, hincha de boca y peronista, para mí es un orgullo ser peroncho.
Pero es una opción política…
Ni cagando, el peronismo es un sentimiento que no entiende razones, yo era un pibe y fui a Ezeiza a esperar a Perón, quería ver a Perón, yo canté la marcha peronista hasta caer exhausto, yo no entendía mucho de política, pero entendía que gracias a Perón y Evita, millones de argentinos y sudamericanos recuperaron su dignidad, tuvieron techo, salud, educación, trabajo digno con vacaciones incluidas, con hoteles para trabajadores, gratis, cerca del mar o las sierras, muchos conocieron y tuvieron un juguete gracias a Evita, y millones pudieron estudiar y salir de la miseria y la ignorancia, soy peronista. Hay una anécdota muy linda de un boxeador que amaba a Perón, Gatica se llamaba, (Leonardo Fabio hizo una peli con su historia), un tipo grosso del boxeo argentino. Cuando vino el golpe de estado de 1955, a este boxeador ya no le permitieron boxear porque era peronista y el tipo dijo en tono reflexivo, “yo nunca me metí en política…, porqué me joden…, yo nunca me metí en política, yo siempre fui peronista…”, eso era Perón y el peronismo, no hablo de lo que vino después, hablo del peronismo como sentimiento profundo de pertenencia a una cultura, que es imposible comprenderla si no la sentís, el peronismo, un sentimiento sin ideología y sin doctrina, sin filosofía, pero clarísimo en su posición: “!!!Ni yanquis ni marxistas, peronistas!!!”, o sea, no somos lo que quieren que seamos, somos lo que somos. En el peronismo hubo grandes hombres, gente que dejó una huella ética y estética, gente que amaba a su pueblo hasta la inmolación, yo soy muy respetuoso del que se las juega, del que pone huevos, de las que ponen ovarios, por una idea de mundo donde puedan caber todos los mundos, en realidad me cago en qué bando están, qué “istas” son, estos ejemplos trascienden lo humano, son modelos de seres humanos, hay que respetarlos.
Obviamente que miles de cosas del peronismo no resisten el menor análisis, en realidad tampoco importan los análisis, este ámbito de cosas no son ámbitos de análisis, ni de intelectualizaciones, es instinto puro, habría que leer a Nietzsche.
Pasaron muchas cosas desde los 80 para acá, ¿cómo lo viviste?
Pasó un tornado desde los 80 para acá, se cayó el muro, el socialismo, las revoluciones, cambiaron de signo miles de cosas, las comunicaciones y los códigos comunicacionales, Afganistán, Irak, el centro de Europa, todo se partió en mil pedazos, se cayeron las creencias y los sistemas de valorizaciones, muchas cosas se reciclaron, otras se maquillaron y tantas se olvidaron. Lo mediático empezó a pesar en las agendas de los gobiernos, miles de cambios no escritos en el contrato social, computadoras y celulares invadieron nuestras vidas, todo tomó velocidad, yo me adapté crecientemente a los cambios, pero también me mantuve firme en muchas cosas, antes pegaba afichitos, ahora es por otras vías la convocatoria. De todos modos, en los pueblitos el perifoneo sigue, puedo grabar a la hora que me venga en gana, o filmar una peli o documental con mucha tecnología casi doméstica, todo favorece cuando estás en construcción, sólo hay que utilizar las herramientas adecuadas.
Muchas veces me sigo sorprendiendo de cosas que hoy son simples pero antes costaba un huevo, de pronto estas tocando en un concierto y alguien te saca foto o te graba y lo manda desde ahí mismo al Canadá, o te están escuchando en Shanghái; antes ni soñaba uno con eso, hoy es así, pasaron miles de cosas, uno fue testigo y protagonista de la historia, no me quedé bajo la cama llorando el tango fatal, es una buena época, está para plantearse grandes transformaciones, hay viento a favor y hay que hacerlo.
¿Cómo sería para vos esa transformación...?
Sigo sosteniendo, como decía Krishnamurti, que la verdadera revolución consiste en revolucionar la conciencia. No es tarea fácil, en este momento histórico donde hay una retirada de la inteligencia, la gente ha retrocedido sobre sí misma, se ha ubicado en la periferia de su propio proceso, y está acorralada. Ese acorralamiento produce estallidos aislados aún, pero son los síntomas de la rebelión ingenua a los espacios cada vez más reducidos de expresión, al control total de una especie de gran hermano que invade hasta tus sueños. El sistema necesita controlar en un mundo donde sólo han quedado las formas, porque se lo ha despojado de contenido, hoy la expresión de la resistencia es la inteligencia, la astucia y la velocidad de respuestas, la permanencia, el mimetismo, en síntesis, inteligencia en dinámica y aplicada en acciones veloces. Tenemos viento a favor, como decía, pero, ¿por cuánto tiempo?...
¿Cómo se logra todo esto…?
Atención, intención, planificación y conciencia del propio proceso, un proceso que tendrá que incluir a otros para la conformación de un cuerpo social estructurado y coordinado, donde cada célula cuenta. En suma, una estructura vertical en su estrategia y horizontal en sus tácticas.
¿La Fundación responde a estas características?
La Fundación Arcadia forma parte de una red de fundaciones e instituciones que hemos creado en algunos países, para dar respuestas a distintos problemas que se plantean en esta época, dentro de estas instituciones existen áreas de trabajo, una de las áreas que más nos interesa es la capacitación de cada miembro, que a su vez aplicará socialmente lo aprendido e irá estructurando a nuevos miembros.
¿La organización es horizontal?
No, de ninguna manera, nuestras organizaciones no son horizontales, como dije antes, las tácticas son horizontales, las estrategias verticales, hay un cuerpo colegiado de instructores que diseñan estos procesos, y esto baja desde el vértice a la base de la pirámide, nosotros privilegiamos una estructura con niveles y funciones, no somos un grupo de hippies, aunque nos caen simpáticos, lo desestructurado no es nuestro estilo, de todos modos, hay cientos de simpatizantes que no participan de la estructura, pero hacen importantes aportes.
Nunca te preguntaron ¿quo vadis Pablo?
Si, a la cima, a la más alta...
¿Beatles?
Rolling Stones…
Del barrio a la cima, ¿cuánta distancia hay?
Toda la vida…
Cuando te mueras, ¿vas a ir al cielo o al infierno…?
A ninguno de esos lados de la creencia neo religiosa, sólo a casa..., ahora mismo estoy emprendiendo el regreso, llegué a los 50 y estoy volviendo a casa sin miedos ni angustias, nadie me debe nada, ni debo nada a nadie, cuando llegue seguro habré aprendido muchas cosas y tendré muchas historias que contar, conocí muchas buenas personas aquí, seguro seguiré conociendo a otras, comí el fruto de muchos árboles y también plante muchos, tuve maestros muy pacientes y bondadosos, y trato de ser también paciente y bondadoso, aunque muchas veces no me sale. Tuve buenos amigos y fui leal a todos, tuve muchas parejas, mujeres excepcionales, sé que no merecí a ninguna, ellas fueron más sabias que yo y se fueron. Este mundo es maravilloso y el ser humano un milagro del universo, Nietzsche se equivocó, DIOS no ha muerto, porque lo pequeño e infinitamente humano sigue vivo.
Bueno, acá se termina esto que pretendía ser un reportaje, hoy tu hija cumple 8 años, llueve sobre Asunción, los ravioles de ricota con salsa cuatro quesos y putanesca estuvieron fantásticos, la cerveza de puta madre, los regalos un sueño, el café, las tortas de naranja y la de chocolate, todo casi perfecto, nosotros nos vamos, vos te quedas, pero seguimos ligados por ese mundo sensible que nos fuiste compartiendo, larga una última para el año nuevo…
“Compañeros, ármense de amor y regresen de las sombras…”
Asunción, Paraguay, diciembre del 2009
¡TOKORRE!
